Luego del inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania y los primeros pronósticos de recesión de la economía global y una incipiente inflación, se anticipó, de acuerdo con la lógica, que la demanda de bienes se vería afectada, lo que obviamente terminaría por hacer disminuir los volúmenes marítimos y como consecuencia también a las tarifas de transporte marítimo contenedores.
De acuerdo con un análisis de Bloomberg, los consumidores siguen gastando (aunque con menos ímpetu y más enfocados en bienes esenciales debido al alza de la inflación), pero se espera que las familias aprieten el cinturón una vez que los escolares vuelvan a clases en septiembre.
Por otra parte, las solicitudes de prestaciones por desempleo siguen siendo históricamente bajas, lo que habla de la fortaleza del mercado laboral, un dato clave.
Por otro lado, el portal Mundo Marítimo indicó que actores fundamentales del retail como Walmart y Target esperan una temporada de compras saludable para el otoño septentrional.
Aunque se debe hacer notar que esta expectativa se produce solo después de que- considerando los excesos de inventario predominantes- decidieran reducir drásticamente los precios en artículos como ropa y electrodomésticos de cocina en los últimos meses.
Al otro lado del océano Pacífico, Larry Hu, jefe de economía de China en Macquarie Group, anticipó a mediados de agosto que en el país asiático “la dirección general es que el crecimiento de las exportaciones se desacelerará en los próximos meses y es posible que alcance un territorio negativo para fin de año”.
Si bien los exportadores chinos han aprendido de las disrupciones anteriores y adelantaron su cronograma de entrega en un mes o más anticipándose a las incertidumbres, el esfuerzo parece no ser suficiente y las ventas de los negocios relacionados con la Navidad podrían no superar el nivel de 2021, cuando fueron entre un 20 y un 30% más bajas que en el periodo previo a la pandemia.